El destino de algunas personas está salpicado de estrellas, pero fueron los diamantes, las perlas y las piedras multicolores los que adornaron el destino de Fred Samuel. Nacido en 1908 en Argentina en una familia dedicada al comercio de piedras preciosas, desarrolló una pasión por las perlas cultivadas y se ganó el reconocimiento como uno de los principales expertos en este ámbito. Trabajó con los especímenes más finos, en particular aquellos de un tono rosa cremoso conocido hoy como “color FRED”. Desde principios de los años 50, las piedras de colores despertaron su creatividad cuando el rey y la reina de Nepal le encargaron joyas para acompañar los saris de la corte. Inspirándose en sedas vívidas y centelleantes, reflejaba sus tonalidades con una paleta casi infinita de zafiros y diamantes. Esta pasión se unió a la búsqueda de la luz del sol que iluminó su infancia en Argentina; ambas influencias moldearon su obra, siendo esta última casi un leitmotiv, como si fuese su musa. A esta fuente inagotable de inspiración, añadió su amor por el mar, cuyo poder y esplendor dieron lugar a varios capítulos célebres en la historia de la Maison. La sensibilidad estética natural de Fred Samuel, junto a su visión radical de la joyería como parte integral de la vida diaria —especialmente para las mujeres— le permitió construir una marca tan atemporal como distintiva. Describiéndose en 1936 como un “Creative Modern Jeweller”, afirmó una modernidad basada en piezas impactantes, con contornos redondeados y curvos. FRED se unió al grupo LVMH en 1995 y emprendió el segundo capítulo de su historia. Hoy, Maison FRED rinde homenaje al amor inquebrantable de su fundador por la luz del sol y el color con sus creaciones impregnadas de sol, demostrando su maestría en la personalización y la versatilidad de sus colecciones.